”Intentaron allanarnos, violentaron las cerraduras, pasamos momentos muy jodidos pero aquí seguimos”, comentó Martina, quien además de formar parte de las actividades que se desarrollan en la Asamblea de vecinos de Almagro, convive dentro de ella junto con otros 2 compañeros.
Desde mediados de Marzo de 2006, la amenaza de desalojo continúa siendo el tema que más preocupa a los integrantes de la asamblea situada en la calle Medrano 475.
Luego de haber iniciado acciones penales, el Sr. Pizano -propietario del inmueble- amedrenta con desmantelar el espacio asambleario que lleva ya 8 años funcionando activamente a través de la realización de actividades culturales y microemprendimientos solidarios -sin fines de lucro- destinados a la comunidad del barrio de Almagro y otras zonas aledañas, según la información remitida por algunos de sus miembros.
“A partir del momento en que nos enteramos de que nos querían echar, venimos tratando de planificar eventos para lograr el apoyo de la gente del barrio e intentar patear el desalojo lo más lejos que podamos”, dijo Álvaro, un estudiante de Sociología que forma parte de la asamblea desde hace 3 años y medio.
A fines de diciembre de 2006 los grupos de jóvenes que conforman la asamblea recibieron la contrariada orden de desalojo que obligaba a la entrega inmediata del inmueble, no obstante, la asamblea aún sigue funcionando.
Según Martina, encargada de la organización de la biblioteca popular: “El tema es que ésta propiedad está valuada en $15.000 y nadie quiere hacerse cargo de semejante deuda, contraída hace como 10 años por el dueño de la hamburguesería Paty, que es el titular de la propiedad. Intentaron allanarnos, violentaron las cerraduras, pasamos momentos muy jodidos pero aquí seguimos”.
Lo que más llama la atención al echar un primer vistazo del lugar, es un mural de gran tamaño y color, que se asemeja al Guernica, de Picasso. El resto de las paredes se encuentran cubiertas por una numerosa cantidad de graffitis con las consignas de:" libertad, igualdad y fraternidad", "Ni Dios, ni patria, ni amo", "ni votos ni botas", entre otras.
De un momento a otro, se observó entrar -por una pequeña puertita correspondiente a la cortina metálica de la entrada al galpón- a la gente que participa semanalmente de las reuniones y que contribuye a la planificación de diversos proyectos llevados a cabo por grupos organizados en múltiples comisiones.
Superado el horario pautado para el inicio de la reunión -fijado a las 20 hs. de cada miércoles de la semana- se esperó un rato y a eso de las 20.30 hs. se procedió a hacer el temario correspondiente al día de la fecha.
A lo largo de la charla, la cuál se extendió durante aproximadamente 2 horas, se trataron diversos temas tales como: la difusión del funcionamiento de la biblioteca popular; el repartición de las tareas correspondientes a los encargados de poner en marcha un futuro ciclo de cine; un balance acerca del taller de tango que actualmente se lleva a cabo; y la organización del próximo festival mediante el cuál poder recaudar fondos y destinarlos al mantenimiento de la asamblea y a las tareas sociales que algunos de los presentes desarrollan en el centro social “Casita de Colores” de Fiorito.
“Aunque sabemos que a la larga, vamos a tener que irnos, tenemos que conservar las actividades y el vínculo establecido con la gente, para poder trasladar todo al lugar en el que nos toque reubicarnos”, intervino Pablo.
De manera similar, en cada uno de los ejes de discusión salía una y otra vez a la superficie, el tema del tiempo con el que cuentan para tal o cuál proyecto. Luego, se procedió a reflexionar respecto de si valía la pena o no realizarlo: el fantasma del desalojo estaba siempre presente.
Según cuenta Antonela: “el tema del desalojo no es algo en particular con nuestra asamblea sino que se viene dando ya desde hace 3 años. Este mismo mes fueron clausurados 2 centros culturales de la zona y un comedor, de un día para el otro. La verdad es que no sé que va a pasar con nosotros”.
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