La coyuntura política: “azules” vs. “grises”
Si bien Marcelo T. de Alvear pertenecía al mismo partido que el removido mandatario y pese a que el entrante presidente contó con el apoyo del propio Yrigoyen, al interior de
La diferencia entre ambos segmentos políticos radicaba en sus distintas bases de sustentación social: Yrigoyen contaba mayormente con el apoyo de los sectores medios de la sociedad; Marcelo T. de Alvear, en cambio, pertenecía a la elite porteña y en razón de su cargo como embajador en Francia se había ausentado del país y permanecido ajeno al predominio político en el seno de
No obstante, ambos gobiernos no sólo distaron de semejarse sino que además, la disputa entre los bandos personalistas-antipersonalistas obstaculizó el cumplimiento de los objetivos políticos impulsados tanto por uno como por el otro grupo.
La concepción política de
Durante la semana previa a las elecciones, el diario
Si bien el matutino exhibía su “esperanza” en que la nueva gestión de gobierno le devolvería al país la “política de respeto, de armonía, de tolerancia, iniciada en 1910, de concordancia estricta con las disposiciones legales y constitucionales, de estímulo para todas las manifestaciones saludables del progreso público, de garantía para el ejercicio de todos los derechos políticos, de elevación del concepto de los partidos cívicos” que –sostenía- habían “desaparecido totalmente bajo el último período gubernativo”, consideraba además que, los asuntos políticos debían quedar en manos de profesionales ilustrados: “Elegir hombres para llenar con ellos las funciones del gobierno es una de las cosas más difíciles, y por ser tal sabiduría, los aciertos revelan por la suma de habilidad, de tino, de cordura en el Presidente que los eligiera, una capacidad especial, de gran merecimiento en todo hombre de Estado”. (
Así,
El balance de
El día de la contienda electoral, el matutino de José C. Paz, publicó una serie de análisis y reflexiones acerca del período presidencial de Yrigoyen en los cuales culpó a los responsables del “fracaso” de la etapa de gobierno que terminaba: “Los decires más generalizados indican que el fracasado en el período, es el señor Yrigoyen, y nadie más; pero es un error. Como el ‘señor’ Yrigoyen se va, a los políticos les parece fácil colgarle el sombrerito y hacerlo único responsable de los malos sucesos: de que la saludable evolución iniciada en 1912 haya sido perturbada con pasiones de odio y preferencias de grupos; de los atropellos personalistas, de las burlas a la constitución; de un visible desequilibrio en el juego regular de los poderes institucionales, que todos hemos observado. Pero nosotros no estamos conformes con esa opinión ni dispuestos a subscribir a un juicio semejante. El desprestigio que comporta el fracaso, corresponde por igual al Presidente, a sus ministros, al partido que lo elevó y que luego se desorganizó huyendo del cumplimiento severo de sus deberes de control y de verificación de credo y principios sustentados; del Congreso que llegó a tolerar que la amenaza entre en el recinto, en sus maneras de actuar como colegisladores. Y ahora son responsables muchos miembros del poder judicial por omisiones unos, y otros por haber aceptado papeles regeneradores políticos a espaladas de textos legales”. (
Las principales críticas de
Dichas intervenciones se habían implementado en razón de haber devenido fraude en las elecciones provinciales. Aquello –sostenían los radicales personalistas- negaba el derecho de autodeterminación de los pueblos pues mantenía en el poder a gobernadores ilegítimos. Pero además, garantizaba al radicalismo representatividad en las provincias, en las que hasta el momento de las intervenciones, era minoritario. Sin embargo, tanto en el gobierno de Alvear como en los que le sucedieron, el radicalismo logró el triunfo de sus candidatos en la mayor parte de las provincias intervenidas.
Al respecto,
No obstante, es preciso aclarar que, según
(Artículo Nº 6 de
Dicho diario, también le reprendió al anterior gobierno, la “ineficacia administrativa” y el otorgamiento de préstamos a corto plazo que éste había efectuado como dispositivo de financiación del gasto público: “Financieramente no puede considerarse próspera la situación con que se encontró el gobernante que termina hoy su mandato del 12 de octubre de 1916. Pero si no era próspera tampoco era desastrosa. Se puede decir entonces que el mecanismo económico del país todavía no repuesto del sacudimiento de la guerra europea necesitaba el impulso viril que le imprimiera el movimiento acelerado de mejores tiempos. Esa debió ser la tarea de los nuevos gobernantes, pero éstos no lo entendieron así. El poder ejecutivo se redujo a dejar constancia de la forma en que recibió el tesoro y la administración pública y a protestar contra los gobiernos del régimen con palabras del más subido tono. Quizás llegase a pensar que la administración pública podía ser pagada con promesas y la administración de la deuda con declaraciones altisonantes sobre la nueva era que se iniciaba en oposición al pasado al que se atribuía la exclusividad de todos los errores perdiendo un tiempo precioso en buscar acusaciones que lanzar a los hombres y a los gobiernos del régimen. (…) Los sueldos de la administración comenzaron a ser pagados con préstamos a corto plazo contraídos bajo el apremio de las circunstancias y algunas veces bajo las condiciones más onerosas. Con préstamos a corto plazo se pagaron otros préstamos de igual índole, las amortizaciones de la deuda y los gastos fuera de presupuesto por acuerdos de gobierno en que se embarcó desde el primer momento el poder ejecutivo”. (
Por otra parte, dicho diario también apuntó contra la “voluntad providencial” del poder ejecutivo que “procuraba subordinarlo todo a sus decisiones.” Al respecto, reseñó: “Las exposiciones del pensamiento providencial lucha en formas esotéricas mezcladas de misterio, confusionismo, amenaza, imprecación partidaria. Sólo fueron aceptables para los que quisieron allanarse al logro de sus deseos o de sus ambiciones y esos allanamientos si señalan sacrificios espirituales y personales, quiebras de hombres en los cuales la opinión confiaba, son aparte de lo que significaban el orden de las personas, verdaderas pérdidas para la opinión por el ejemplo que sentaban. Se equivocaron, sin duda, y muy gravemente, pero no podían borrar los efectos en las masas de esas equivocaciones con los endosos y resonantes ataques de hoy”. (
El fuerte tinte antiyrigoyenista de dicho diario, también se expresó en el reproche acerca de la “falta de libertad de propaganda y de reunión.” “El gobierno personal que cifra su gloria en el mando, en el imperio, y no en el respeto de las fuerzas libres de la opinión. Y el gobierno personal, con sus apariencias de poder, es en realidad el más frágil de todos, porque asumiendo su jefe toda la responsabilidad atrae sobre sí todas las críticas, todas las censuras, todos los descontentos y todas las agresiones.” (
De esta manera,
En síntesis
En relación con los distintos modos de conducción que emergieron de las distintas fracciones partidarias gestadas lentamente al interior de
Sin llegar a definir claramente su posicionamiento frente a los radicales antipersonalistas, dicho periódico prefirió esperar a que se iniciara la gestión de gobierno de quienes habían triunfado recientemente en las urnas, a través de la candidatura de Marcelo T. de Alvear-Elpidio Gonzáles. El comportamiento de
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